19.3.08

14 de Nisán Pt 3| Por qué tenía que morir Jesús?


Alguna vez formó parte de los planes de Dios que sufriéramos? Nos puso aquí en la tierra ‘de paso’, como algunos dicen, de modo que aprendiéramos a vivir luego en un aposento celestial? Es lo que muchos piensan, tal vez con las mejores de las intenciones. Sin embargo, solo leyendo los dos primeros capítulos de Génesis, leemos que Dios vio que todo era ‘muy bueno’, y también que su plan era que la primer pareja humana se multiplicara y se esparciera en el planeta. Y la muerte? Había que morir? Realmente la única mención de la muerte que hizo Dios allí fue como precio a pagar por la desobediencia. Eso explica por qué los seres humanos no sacamos de nuestro instinto la idea de seguir viviendo y nos duele tanto cuando enfrentamos la realidad de morir o que se nos muera un ser querido.

Adán y Eva eran los únicos seres humanos existentes cuando sucedió la tragedia del Edén. Lo que quiere decir, que si ellos se convirtieron en seres mortales como pago por su error, toda su descendencia heredaría la misma circunstancia. Todavía hoy mismo los doctores no logran comprender cómo nuestro cuerpo, que tiene la capacidad de regenerarse, de un momento a otro pierde su vigor y envejecemos, y fallamos hasta cesar nuestras vidas. Pero la vida no era lo único que se perdió: sino también la posibilidad de hablar con Dios en forma directa.

Entre las cualidades de Dios era tan seguro su amor, como su sentido de justicia entre otros. Así que: todavía era necesario que se entendiera el valor de lo que se había perdido, y que se debía buscar alguna forma de suplirlo. Cuando los israelitas fueron sacados de Egipto, mucho de esto se desconocía, por que no existían instrucciones al respecto, y fue entonces que la ley Mosaica tuvo su función: explicar lo que se había perdido, y la necesidad de recuperarlo. El arreglo de los sacrificios, buscaba generar esa conciencia.

Qué debía entregarse para saldar el daño de Adán y Eva? “Alma por alma” decía la ley redactada por Dios mismo. Lo que quiere decir que para que alguien pueda recobrar esto, es necesario una vida que pague por ello (Lev 24:17,18). Además el asunto es aún más complejo. Por que como lo que se perdió fue una vida perfecta, se requería otra igual para saldar eso. Lo cual nos imposibilita a todos hacerlo (Salmo 49:7, 8). Rompería un Dios infalible sus reglas por amor a los humanos? Estaríamos perdidos?

“Donde abundó el pecado, abundó aún más la bondad inmerecida” (Rom 5:20). Sin romper sus propias normas, el Creador brindó la posibilidad de que la vida perfecta de su Hijo sirviera para saldar la deuda creada por Adán. Con esto, Jesús “ofreció un solo sacrificio por los pecados perpetuamente, y se sentó a la diestra de Dios”. Para controlar? Para echar en cara? No: “de ningún modo recordaré más sus pecados y sus desafueros”(Heb 10:12, 17).

Mientras la filosofía mundial es vivir el ya, el ahora y el para mí, Dios y su hijo nos enseñan el valor de que ‘hay más felicidad en dar que en recibir’. Además, no se rompe ninguna de sus normas, para que nadie acuse su justicia. Y sin embargo, sin hacer eso, su amor permite que todos tengamos la posibilidad de recuperar lo que en un principio se perdió. Cómo le hace sentir a usted eso?

Esta enseñanza, llamada en la Biblia “Rescate” (no rescate solamente de salvar ante una emergencia, sino de pagar una suerte de fianza a fin de recuperar algo perdido, como en un secuestro), es la base para el pacto que Jesucristo estableció aquella noche del 14 de nisán. Con razón dijo que ansiaba comerla… nosotros también ansiaríamos aprovecharla, especialmente en un mundo donde la esperanza ni siquiera existe. Cierto?

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