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6.9.10

Tricolor

El nacionalismo es una celebración de la autenticidad, lo autóctono, lo que nos representa y nos distingue de los demás. Pero aquí, ni la bandera es del todo original, y el himno que versa sobre libertad, tuvo su música compuesta por alguien preso, contra su voluntad, y la letra por una mente revolucionaria que también afrontó prisión, en un concurso. Lo de no tener ejército está en veremos. Cuando se declaró la tal independencia, ni cuenta nos dimos, y casi fuimos Imperio Mexicano. Muchos concuerdan, que el tener gobierno propio no es lo mismo que ser país independiente (haceme el hyperlink de esta frase vos, mejor). A diferencia de algunos países, donde se baila en las fiestas y en las bodas se usan ajuares típicos, aquí, la música típica la sacamos a ventilar solo para ciertas fechas patrias, y la hecha con marimba, que mas se asume como típica, es precisamente originaria de la provincia de la que más se cuestiona la autenticidad. Ni siquiera estamos seguros de si tenemos héroe. Qué tan autóctonos, independientes y patrióticos?
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27.10.08

Números



Lo que lees en este momento es producto de códigos binarios que han viajado de lugar a lugar, convertidos y reconvertidos a impulsos eléctricos. Te imaginas cuantos unos y ceros hay detrás de este sencillo post?

Lo interesante, es que realmente tampoco hay unos y ceros. Es decir, no existen, sino solo su concepto, que se aplica a diversos cálculos, con sendos resultados. Los números no tienen color, sabor, textura, tamaño. No son exactamente un objeto. Un doce sigue siendo doce en una docena de huevos, o de naranjas. Es posible que esa ‘hueca’ concepción explique por qué muchos no captan a plenitud cuando se les habla de números grandes de pérdidas de vida sobre una enfermedad, o en guerra, o de hambre.

El universo esta instalado sobre fórmulas matemáticas tan precisas, que es posible detallar con precisión el movimiento de los astros, la aurora o el anochecer de mañana con base en ellas. Esto es algo que se sabe (aunque con menos plenitud) desde los inicios de la existencia de la humanidad como civilización. Pitágoras fue uno de los precursores en documentarlo, pero definitivamente no el primero en manejarlos. En algunos casos, el amor por ellos ha producido aplicaciones supérfluas: Yasumasa Kanada, por ejemplo, calculó el número Pi hasta más de seis mil millones de decimales, y cuando le preguntaron razones, dijo “porque sí”. Para hacernos una idea, al respecto el diario “The Times” afirmó: “Si leyera una cifra por segundo, sin parar, le tomaría unos doscientos años”. Como dicen por ahí, ‘cada uno es cada uno’.

Más aún, los números cobran en ocasiones un protagonismo obsesivo que puede rayar en lo risible: hay quienes aplican lo que se llama gematría: consiste en asignar valores numéricos a las letras del alfabeto que usaban los judíos, y con base en eso decodifican la Biblia. Hoy en día los numerólogos hacen algo parecido, y juegan con los números de nuestra fecha de nacimiento para decir quienes somos, y predecir nuestro destino.

Michael Drosnin afirmó encontrar múltiples profecías bíblicas, usando un sistema numerológico que reveló varios hechos que casualmente sucedieron, cuando por el otro lado, el matemático Dave Thomas aplicó al libro de Drosnin la misma fórmula y encontró el críptico mensaje de “código”, “tonto” y “fraude”. Dave también dijo que hasta en Moby Dick se hallan ‘profecías’ casuales cuando se aplica esta norma.

De modo que no los vemos, pero ahí están. Un concepto que mueve todo, sin conocer forma ni textura, sino que se mantiene en nuestras mentes; gobierna el universo, y lo mantiene en marcha. Aunque es valioso, más de uno enfoca mal su función y especula hasta llegar al ridículo, por que la mayoría no entendemos bien de que se trata. Escarbamos, buscamos en todo lado, y creemos dar con cosas valiosas que terminan siendo fraudulentas. A veces, nos sumimos ahí por que es vital para entender las cosas. A veces, solo “por que sí”... Un momento! Corregime: es esto una coincidencia, o existe una incómoda similaridad entre un número y el amor?

Sea lo que sea, haz el cálculo: con tanto enredo, uno sigue siendo el solitario.


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6.10.08

Máscaras



Hay miles de tipos de máscaras: las que se usan para disfrazarse, las del teatro, las de esgrima para protegerse, las de belleza y las que se usan en medicina. Las de los superhéroes que les dan el anonimato necesario para su labor altruista, y las que se usan en muchos casos con no mayor motivo que la diversión. Viajando al pasado, encontramos máscaras en múltiples culturas, incluyendo las más primitivas.

Hoy también usamos máscaras, aunque en forma distinta; me refiero a posturas que usamos –pseudofilosofías-, para parecernos a algo: hay de polémica, liberalismo, conservacionismo, partido político, machismo, feminismo, religión o escepticismo por citar algo. Los seguidores de la lucha libre nos ayudan a entender para qué: una especie de talismán que nos protege al luchar contra un obstáculo (por que no sentimos que podamos solos): hoy buscamos libros de autoayuda, pastores, psicólogos, psiquiatras, Prozac, círculos de amigos (que ni tanto). Ocupamos algo que nos cubra al luchar, aunque las partes más vulnerables y las que sienten más continúen expuestas (oídos, ojos, boca, piel, naríz).

Según la obra Masks—Their Meaning and Function: “Originalmente, toda máscara estaba imbuida de significado, y la máscara misma, o su portador, representaba misteriosamente a algún espíritu o poder”. En esta línea, el uso de las máscaras en África es muy interesante. Por ejemplo, se producen en madera y encarnan el espíritu del árbol del que fue cortado. Tallarlas es el punto culminante de una serie de rituales que sigue el talador, en una suerte de acuerdo mutuo. Por ejemplo en una especie de ‘pacto de sangre’, se chupa del árbol un tanto de sabia.

Cómo se forman nuestras máscaras modernas? Se busca un árbol (es decir, un perfil), fuerte, robusto, estable por lo menos de apariencia. Por alguna razón, no siempre llena de sentido común, asumimos esa conducta como modelo a seguir, y comenzamos a tallar nuestra vida hasta que logremos emular ese espíritu.

Una segunda etapa, cuando se termina la careta, consiste en someterla a rituales de consagración en los que se sellan los poderes del espíritu mentor. Según el libro “Masks—Their Meaning and Function”, existen máscaras con propiedades de amuleto (es decir, como fetiche para suerte), y las otras que sirven para ciertos espíritus.

Tuve una compañera de trabajo que adoptaba hasta un acento específico (y palabras como de dominguear) y posturas características poniéndose las manos en la cara. Movía con los dedos su nariz para todo lado, con las manos en una Posición parecida a la de una plegaria. No se cómo no se la ha arrancado. La ironía? Es psicóloga. Por otro lado Mario se ponía a hablar de pechos, piernas y sexo, a sus agonizantes cuarenta, cuando estaba cerca de mis excompañeras que comenzaban los 20 (la andropausia es, una máscara de las peores, algunos hasta niegan que exista).

La forma de las máscaras trata de transmitir el miedo a los muertos, y afirmar que realmente no lo están tanto. Quienes lo usan, no son referidos en ese momento como personas, sino como los espíritus representados. Algunas representan ánimas calmas (ancestros fallecidos), y otras tienden a ser grotescas (espíritus no humanos). A pesar de la diversidad de credos y cuturas al respecto en los diferentes lugares del África, hay algunas constantes: las caras frentonas, representan lo sabio, las ojonas posesión del espíritu, las blancas a los muertos, y las de animales cornudos tienen que ven con espiritismo. Se supone que el portador de la máscara al es implantado con el espíritu que esta representa. Algunos no entran en trance, pero son ‘colaboradores’ del perfil que representan y llegan a identificarse con ella.

Qué se te agranda en tu máscara? Sos observador (ojón)? Inteligente (frentón)? Malvado (con cuernos)? Parece que también, te la podés terminar creyendo. No te parece una ironía? Por eso Enrique Iglesias cree que es cantante, Niurka Marcos cree que es artista, Costa Rica cree ser un país de paz, y hasta yo llegué a creerme escritor. Al igual que los de la lucha libre, todos estamos enfrentando un monstruo. Lo que no logro descubrir es todavía qué contrincante tengo en este ring. Sabés por que? Por que mi contrincante también está enmascarado.

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22.9.08

Tiempo



Si te pidiera una definición para la palabra tiempo: qué contestarías?

Lo cierto es que todos dependemos de el, corremos para ganarlo, lo buscamos, lo perdemos, y el tiempo pasa y pasa, volando si se quiere, y nosotros somos un público iletrado que no sabe definirlo en la mayoría de los casos.

Se dice que cuando hablamos de tiempo, nos referimos a la distancia entre dos sucesos. Pero no dependemos de eso para sentir que sigue corriendo, quizás por la cantidad de aparatos que nos hemos inventado para su cronometraje.

Defínase como se quiera hacer, todos sentimos que nos falta mucho tiempo. Para realizar algún plan que todavía no se tiene, para acabar con un asunto que urge asesinar, para encontrar algo, o siquiera para buscarlo. Para encontrar un oficio, para crecer en este oficio, para surgir, para trascender. Para un buen libro, para reírnos, para encontrar a esa persona especial, para vivir con esa persona especial, para tener una familia, para que crezcan nuestros hijos, para que nuestros hijos también nos participen de encontrar esa persona especial, y por supuesto, todos los abuelos sienten y piden por tener vida para ver su tercer generación desarrollarse de la misma forma.

No importa si ya lograste alguno de los supracitados, o varios, es un hecho que probablemente llorás falta de tiempo. Y que conste que no es que falta cooperación por parte de la gente. Muchos de nosotros dedicamos menos a comer y a dormir, compramos aparatos que nos economicen tiempo, viajamos en medios de transporte que son más rápidos, y en este preciso momento estás clavando tus ojos en el producto de un aparato que fue concebido entre otros, como una herramienta que permitiera ejecutar tareas con mucha facilidad, para ‘salvar’ tiempo.

Y sin embargo, seguimos perdiendo el tiempo. Irónicamente a veces por las mismas herramientas aceleradoras de dichos procesos. Por ejemplo, nos atascamos en una presa de tráfico, recibimos una llamada más larga de lo usual, nos distraemos conversando por un mensajero instantáneo, o bien aunque lo intentamos, caímos rendidos por no dormir lo suficiente y llegamos tarde a nuestro trabajo al día siguiente.

Hay muy poco que pueda decirse para definir el tiempo en una forma concreta tratándose de un concepto tan abstracto, pero he aquí una, que dicho sea de paso no nos sirve mucho: el tiempo viaja en una sola dirección. No se puede devolver, lo que significa que estamos grabando constantemente todo lo que hacemos de forma que dejamos una huella que permanece indeleblemente sobre lo que está por llegar. Lo cual significa que ahora mismo, vos y yo estamos montados en un vagón frenético que nunca se detiene, y tras de eso podemos estar afectando para bien o para mal la línea sobre la que nuestro vagón viaja.

Se dice que el tiempo pasa y que las cosas siguen un ciclo, entre esas nuestra vida, o el cese de ellas. Pero vos y yo, seguimos con planes por los cuales vivir, así estemos tan viejos que nuestra espera consista en que encuentren una cura para nuestra nueva dolencia. Y no nos damos cuenta que envejecemos: solamente un día hacemos un movimiento que nos abofetea diciendo “esto ya no se puede, por si no te das cuenta ya te estás haciendo viejo”, o nos da por comenzar a estrenar dolores, canas, arrugas, manchas de piel, o achaques. Pero nuestro espíritu es joven, y todavía nos negamos a aceptar que ya llegó el momento para ello. Nos falta tiempo.

Significa algo el hecho de que a diferencia de los animales, nosotros tengamos esta indeleble tendencia a seguir viendo hacia un futuro, e incluso tratar de preverlo? Por qué pues, si es tan natural que el tiempo de morir en nuestras vidas llegue, sentimos que no nos alcanza? Existe, más allá de un credo alguna explicación tan fuerte como lo que sentimos? Dame una respuesta por favor. Se me acaba el tiempo.

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8.9.08

Lupa



La función de la lupa ha sido algo tan trascendente, que hoy, en la cúspide tecnológica de la sociedad en la que vivimos, la mayoría de los programas informáticos cuentan con un ícono que mimetiza su función. Y sigue siendo aquel lente de aumento en un elipse metálico con una base sólida como mango para sujetarle la forma.

Las lupas funcionan en dos direcciones. Si estas del lado del aumento, podés percibir la magnificación de los objetos, escarbar sus detalles, apreciar sus más recónditos recovecos. Pero por el otro lado, si estas del lado que es examinado, existe un efecto inverso. Las cosas se ven chiquitas, y con cierta distancia se produce un efecto de refracción que invierte la imagen totalmente.

Me recuerda la gente: está la analítica que maximiza las cosas y repara meticulosamente en los detalles como quien está en el lado que amplifica las imágenes de la lupa, y está el otro vertiente: los que ven todo pequeño, invertido a como la realidad dicta, producto de su distanciamiento de la realidad.

Existe otra razón por la que la sociedad parece estar dividida por los lentes de una lupa: y tiene que ver con la dirección de la luz. Si sos analítico, la luz va en la dirección en la que miras. Eso te permite apreciar mejor las cosas, y beneficiarte de las propiedades de ellas. Pero si buscas el otro lado, ni siquiera vas a ver la luz con agrado: sentís que te quema, que te hace daño, por que la grandeza de la luz no puede ser disminuida, pero como te empeñas en ver todo más pequeño, entonces la misma potencia de la luz se transmite con la misma intensidad, sin importar el tamaño del cuerpo luminiscente. No es esta la misma incomodidad que experimentaron durante períodos de denuncia muchos en la inquisición, por que hubo valientes que miraron del otro lado que se atrevieron a decir lo que veían cuando se ponían del lado de la luz, por ejemplo?

Hay un lado oscuro para las lupas, sin embargo: al ver todo más cerca, es posible percibir con más claridad de la necesaria una buena cantidad de imperfecciones. Ese nivel sobre estimulado de conciencia puede ser duro para quien mire las cosas a través de ese cristal. Una persona que ve la vida desde su lado amplificador, puede quejarse de lo tortuoso que es percibir los defectos en su pleno potencial. Querremos decir que tenemos que pasarnos del lado de la lupa?

Para nada. Solamente que cuando se trate de magnificar, no se puede vivir en el enfoque si no se experimenta un movimiento que permita contemplar los cuadros por completo. La grandeza de las cosas tiene un efecto estimulante y de espasmo positivo que nos excita cuando nos damos cuenta de cuantos personajes participan en los submundos que se descubren. Lo que no esta bien, no es la ampliación que vemos, sino que hay que expandir la mente por que aún faltan más cosas grandes que percibir, y no todas son tan sinuosas.

De que lado de la lupa estas? Yo no te voy a decir de que lado estoy. Pero si ya detectarse desde que sitio hablo, es por que probablemente estamos del mismo lado. Entenderás que uno de mis ojos llora de alegría, y el otro de tristeza. Con nuestros vasos colmados de lágrimas (mitad y mitad); salud!

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1.9.08

Clavo



Contemplamos, un clavo en la pared; silencioso, oculto, constante, quedito. Alguna persona pudiera incluso concluir que se trata de un ente aburrido. Pero antes de que caigamos en el mismo error, considerá la posibilidad de verlo de otro modo. Después de todo: entendés la función de los clavos que retienen los materiales que posiblemente estén sobre tu cabeza en este instante de no caerte encima?

Cuándo fue la última vez que agradeciste la existencia de los clavos? Pensalo bien: se trata de héroes minerales que abandonaron su hábitat natural, y que pasaron un fuerte período de prueba y entrenamiento bajo intensas calderas en las que pudieron liberarse de imperfecciones y contaminaciones, y luego de una fuerte labor de refinamiento físico, lograron tener la figura perfecta.

Los clavos son modestos y humildes: no suelen ser inmensamente grandes, ni definen su fortaleza por su grosor; no. Ni siquiera se preocupan por destacar (algunos a costo de su cabeza). Son suficientemente grandes como para tener el alcance que se requiera, y se aprovechan de su escaso diámetro para ser incisivos y dar en el punto que se necesita. Su fortaleza no la define su apariencia exterior sino la solidez interna, y tienen que llevarse muchos golpes antes de llegar a donde tienen que.

Hablando de apariencia, los clavos tienen otra razón por la que merecen nuestro encomio:
Si bien es cierto que se han encontrado clavos datados entre mil trescientos o mil doscientos antes de la era común de bronce recubiertos de oro batido, la estética de los clavos no es atractiva: como todo aquello que es muy agudo, dan miedo. Uno puede tratarles hasta con distancia por miedo a ser herido por uno. Sin embargo antes de preocuparse por cautivar, ellos se enfocan en la función, y se olvidan de la vacuidad de la forma para ser efectivos antes que atractivos. Esto con todo y que muchísimas piezas de decoración llevan dentro de sí innumerable cantidad de clavos, estos feos clavos, ocultos en sus entrañas. La belleza puede ser vana, pero la utilidad si que da un aporte.

Lo más difícil en la carrera de un clavo, no es llegar a su objetivo, con todo y que ya conlleva harta complicación. Lo realmente difícil, es mantenerse. Es la estoica tarea de mantener lo que se le encomendó tal cual, inmutados, para cumplir un propósito. Es vivir confinados a una misma posición, en un universo que se mueve coreográficamente segundo a segundo, para dar siquiera una sensación de estabilidad (aunque no exista tal), de que contamos con algo que no caerá en el caos, que no se va a ir, para beneficio de nuestro espíritu…

Ahí está nuestro héroe: imbuido con todas sus fuerzas en un cuerpo de difícil acceso, para promover la unión con un vecino de las iguales matices. Otros optan por imbuirse parcialmente, para dedicar la otra mitad de su existencia a colaborar con otras cargas: cuadros que hagan la vida de alguien más colorida, llaves que permitan a otros acceder zonas importantes, o en algunos casos, prendas que brindarán abrigo a la desnuda piel de un ser viviente, sin siquiera cuestionar si se lo merece.

El sabio rey Salomón, como sabio que fue, pudo detectar el gran valor de ellos, y metaforizando la estabilidad que brindan, comparó a clavos aquellas personas que se rigen por buscar ‘colecciones de sentencias’ sabias (Eclesiastés 12:11). Tenemos mucho que aprender de los clavos.
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