iD|Entidad
Nunca me he sentido buen tico. Se supone que uno vive orgulloso del país, la idiosincrasia, y lo que supuestamente representa ser de aquí. Yo no siento que sea particularmente ‘tico’. Resulta ser que los víctimas de xenofobia de este país por naturaleza han sido los negros antes y los nicas ahora. Y yo vengo de Limón(en donde radica la mayor poblacón afrodescendiente), vivo fascinado por su dialecto, y entre mis mejores amigos listo varios nicaragüenses. Esos ítems son solo la punta del Iceberg.
Mi formación es definida por la mixtura: mis abuelos vienen de Heredia, Alajuela, Limón, y según me contaba mi abuela, su infancia consistió en viajar de aldea en aldea, por lo que su cultura no estuvo definida precisamente por ‘un tipo’, sino varios. Por nacer en un puerto, la cultura no puede forzosamente ser una.
Costa Rica, pese a ser tan pequeño posee millones de ‘micro culturas’. En Limón, hablar de ‘vos' es cursi. En Cartago hablar de 'usted' es frío. Hay quienes hablan de ‘tu’ (demasiado México!), y en medio de tanto enredo se escucha con facilidad menjunjes como: “Cómo se llamás tu?” En San José nadie sabe ya cómo habla. Nos debatimos entre los ‘fresitas’, los ‘polos’, y los 'pintas'. Yo no soy ninguno de los anteriores; soy todos. Qué podés esperar de haber nacido en Limón, crecido en la López Mateos en San Sebastián, terminado de criar en Ipís, haber estudiado en Cartago 3 años casi internado, haber vivido en Los Cuadros de Purral, y finalmente residir en Heredia? Yo cada vez se menos quien soy.
Sin embargo, eso no significa que no sienta profunda admiración por la autenticidad, y esa es la magia que tiene la idiosincrasia. Y en ocasiones mi personalidad ha consistido precisamente en combatir ‘la masa’ con salidas que retornen a dicha legitimidad. Recuerdo cómo, evitando los estandarizados ‘maje’, un día vacilando con algunos compañeros, comencé a hablar como campesino de ‘pai pentro’ y llamar a mis compañeros por como se le llama a los niños cariñosamente en esas zonas: ñato, o bien su diminutivo, ñatico.
Ñato es alguien de naríz pequeña. Sucede que aunque no me considero Pinoccio, definitivamente mi naríz no es pequeña. Pero por esas ironías kármicas de la vida, se me llegó a conocer por ‘el ñatico’. Entendí cuán consagrado con el estoy, los gerentes de mis agencias anteriores, y altos jerarcas de los clientes pedían a la recepcionista que les comunicaran con ‘el ñatico’.
Me gusta que una palabra que representa autenticidad sea mi referencia, con todo y lo poco auténtico que como recién expuse, se puede considerar que soy. Por que al final, eso es lo que me define: soy una entidad definida por la mixtura.
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