28.12.07

D|Mo|Crazy

Has escuchado sobre ‘resignación aprendida’? Es un patrón de conducta animal que en ocasiones parece encontrar su homónimo en nuestra especie. Se trata de la actitud de dimitir cuando pese a varios intentos (acercarse a una superficie caliente), se descubre un patrón negativo resultante al final como lección (me quemo, mejor no).

Y aunque es una sabia intuición de la naturaleza no exponerse a las cosas calientes cuando queman, también se vive la dualidad de pensar si no habrá la posibilidad de ‘violar’ el código en cuestión de alguna forma. Alguno de los lectores no le hizo caso a algún no de sus padres en los que salieran quemados, electrizados, se cayeran de una escalera, o se resfriara por exponerse sin abrigo? (yo sabía… yo sabía…)

En los 60’s, se hizo un experimento en el que se expuso a un incómodo ruido a un grupo de personas, en las que solo se sabía que el único escape para el molesto sonido era encontrar la secuencia correcta de unos botones. En el primer grupo, todos lograron decodificarlo. En el segundo, bloquearon la solución con el teclado. La mayoría se rindió, pero aún así, hubo quienes no siguieron. Qué será más inherente: el desánimo o la esperanza? Afecta la forma en que asumamos las cosas nuestra vida?

“Veinticinco años de estudio me han convencido de que si habitualmente creemos que las desgracias ocurren por nuestra culpa, que son de carácter permanente y que afectarán todo lo que hagamos, acabaremos sufriendo más desgracias”, dijo el doctor Martin Seligman, uno de los que participó en el proyecto entre sus conclusiones.

Atestigua este hecho mi vida? Bueno, ya que estos días he estado haciendo retrospección existencial y siendo que yo predico ser loco: que hay de la desconocida que se bajó los pantalones para cruzar frente a mí en chones? O de los que un par de minutos luego, preguntaran si había visto pasar una mujer de calzones blancos? Y la desconocida en el parque que tomando mi brazo dijera “Venga mi amor pa’ violalo”? La ‘cacheteada’ (nombre acuñado por mis compañeros al evento en el que una doña frontalmente protuberante bailó en mi cara cuando yo estaba sentado provocando… una ‘cacheteada’)? O la vez que fui atropellado, y el policía viéndome descuajeringado me preguntó qué me pasó? O la doñita desconocida que llegó llorando babear en mis sillones sin más?. Por dignidad, voy a detenerme aquí (quedan posts…).

Esta semana no ha sido la mejor. Estoy exhausto El martes maltraté a una de las personas que quiero más en este planeta y todavía no me perdono, el miércoles intentaron robar mi casa (y aunque la alarma lo impidió) persiste la indignación, y hoy, parece que tengo una mutación de resfriado que por su agudo dolor en el cuerpo es llamada por aquí ‘quiebrahuesos’. No exagero: solo digitar este texto me duele. Y para colmo estos días toca a mi puerta un inexpugnable recordatorio de mi vejez.

Sin embargo, no puedo deprimirme. Me estoy jugando mucho más que el ruidito molesto aquí: estamos hablando de mi vida. Con los hermanos Wright, Cristóbal, y Galilei, creo que aún hay posibilidades de encontrar la secuencia para la jodarria. Con este post inclusive, voy a usar mis episodios innumerables de “Twighlithg Zone” para aprender a reírme. Te querés reír conmigo?

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