Our Tunes
Bosse Person, un amigo que llevo tiempo de no contactar pero que fue mi jefe en un empleo anterior, se rió de mí cuando le confesé que en mis entrevistas con los clientes yo suelo estudiar mucho a la gente. Le decía que desde la forma de vestir, hasta la música que escuchan me dice mucho de su gusto y qué tengo que hacer para complacerles con el diseño que me piden. Se rió más cuando yo le conté que para el rediseño del sitio oficial del Instituto Costarricense de Turismo usado en 1997, yo solía enclaustrarme tras los tapones de mis audífonos y diseñaba inspirado mientras esuchaba canciones como “Sweet Lullaby”, de Deep Forest (de hecho todo ese sitio tuvo el espíritu de esa canción omnipresente –no le digan a nadie-).
Cuando desarrollé el proyecto Gobnet, una especie de extranet que nunca pasó de beta que se quiso instaurar en la administración de Miguel A. Rodríguez, escuchaba mucho a William Orbit, Ray of Light de Madonna, y andaba como loco con “The Diva Dance” del soundtrack de The Fifth Element (esa canción todavía me vuelve loco, y he de confesar que nunca pensé que una película baratucha de acción pudiera tener tanto aporte con un soundtrack. Yo juraba que la voz había sido alterada, y parece que no. Bravo Eric Sierra!).
Pero la pura verdad siempre he estado influenciado con la música. Y lo que escribo, veo y escucho de alguna forma calza con lo que es mi vida en el momento. Antes era seguidor de movimientos musicales, y mi adolescencia estuvo pragmada por Bobby Brown, Bel Biv Devoe, Janet y Michael Jackson, Color Me Badd y Boyz II Men para citar algunos. Si alguien no sabe qué fue el movimiento del New Jack Swing para citar alguno, pregúntenme. I do really know. Es una lastima que la misma Janet Jackson haya ocultado su talento ella misma al haberse alejado de conceptos como el álbum “Rhythm Nation”, que junto con “Velvet Rope” son una tangente prueba de que ella tuvo en su momento mucho más que ofrecer al mundo que su tal ‘Nipplegate’.
De un momento a otro, luego de haber pasado por varios ‘stages’, parezco tener un momento de parqueo con música más movida por concepto y en este momento escucho mayormente artistas cada vez más crípticos, analíticos, y experimentales. -Don’t get me wrong: un día de estos parecía un niño mientras limpiaba mi casa moviendo mi cabeza al estilo de “Bang”, el único hit famoso de Gorky Park el grupo rockero descubierto por Bon Jovi en la época de la Perestroika (Say Da, da-da-da!).
Grez Isaacson publicó hoy un reportaje que me hizo entender un poquito el cambio. Según “The British Journal of Psycology”, alguna gente usa la música para administrar sus emociones mientras otros tienen motivos mas racionales para escuchar sus melodías. Al parecer entre más intelectuales y abiertos, podemos apreciar la música en un entorno más cognitivo, más crítico, y el sonido como tal repercute menos. Lo que tampoco quiere decir que una persona así no pueda tener sus momentos emocionales en los que alguna canción prescindiendo de lo sosa pero ricamente rítmica, pueda volvernos salvajes si nos damos el permiso. Eso explica por qué simplemente perdía el control cuando escuchaba “Anthem for the Year 2000”, de Silverchair.
Me gustaría seguirles hablando sobre lo que escuché antes, pero hoy enfrento un día gris y lluvioso y necesito retomar mi ánimo. Que escucharé hoy? Comenzaremos por “Fly Away”, de Kravitz. Vos que escuchás hoy?
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