Esta crónica fue escrita hace dos años. Tenía un post preparado pero la verdad no me dio tiempo, por que además de tener poco tiempo, se me ha venido una gripe encima que me tiene totalmente doped.
Sin embargo creo que refleja muy bien mucho de lo que me gustaría compartir, así que hoy lo republico.
"365"
Hace unos once años, un muchacho recién salido de un colegio vocacional comenzaba a experimentar lo que pudiéramos llamar los primeros idilios de la vida independiente. No es que lo fuera completamente pues vivía con sus padres y hermanos, y tampoco lo quería por que aunque en ocasiones sentía que era demasiada la carga emocional de esa atmósfera, sentía un deber de protección para con sus dos hermanos menores de 7 y 3 añitos.
Sin embargo desde entonces, le resultaba muy atractiva la idea de tener vivienda propia. La idea no fructificó gran cosa… se necesitaban aprender serias lecciones sobre ahorro y esfuerzo, y todo un mundo de posibilidades de bienes que comparados con una casa eran de menos precio y más disfrute inmediato. Era necesario experimentar la retribución de ropa, música, y bienes de entretenimiento propio. Además era momento de disfrutar de todas aquellas películas que no había sido capaz de ver previamente…
Con el tiempo y los años, la idea de independizarse de casa comenzó a ser más que un ideal, una necesidad. Una voz interna que llamaremos conciencia comenzó a indicar que algo no andaba bien emocionalmente, y demandaba que se probaran medios diferentes, que se redefinieran conceptos y se ventilaran una buena cantidad de juicios internos que aunque pospuestos, no se habían resuelto y más bien demandaban, en vista del tiempo ser urgentemente atendidos.
Fue así como en marzo de 1998, con algunos lamentables eventos como gatillo que desencadenara una decisión que realmente ya estaba tomada, se anunció públicamente el proyecto de independizarse. Un año de planeamiento, ahorro, esfuerzo y mucho miedo como constante, no fueron suficientes para generar sentimientos de seguridad de que era momento de dar tal paso, pero una lógica que devastaba fue el piloto automático que mantuvo el plan en marcha.
Luego de la independencia de la familia el sueño de la casa propia cobró auge… durante los siguientes años habría que vivir en casas con pulgas, cucarachas, hormigas, ratas, con peligros de hampa, con filtraciones de humedad que dañaban los pocos bienes disponibles, y entrometimientos de los dueños de las casas que se rentaban hicieron mucha más mella sobre la idea. Pero no era momento aún por falta de estabilidad económica, emocional y aquellos juicios en proceso estaban generando demasiada tensión.
Un buen día de 1999 se comenzó a esbozar el plan con mucha más fuerza… se hicieron contratos para un plan de vivienda, mientras la economía se comenzó a ajustar para satisfacer la inmensa demanda que tendría conseguir vivienda. Pero la falta de maduréz hizo que en un año el muchacho se desesperara y creyera que era demasiada la espera. La economía apretaba y la falta de percepción de retribución hizo de poco peso el plan.
Con discusiones del plan a finales del 2000 y concretándose para enero del 2001, se comenzaron a visualizar los terrenos. Se buscó en Heredia en los sectores de San Luis, Santo Domingo, San Pablo como tierra prometida. El plan para entonces era comprar un terreno con dos socios más. El proyecto ambicionaba construir cada quien su casa, con un terreno común que podría servir para eventuales reuniones sociales, y las dos socias eran amistades que podrían ayudar en mucho a la estabilidad y apoyos que para entonces se creían necesarios. Era un proyecto excitante… con tanto proyecto corriendo, un buen trabajo y ofertas laborales a granel, estudios en curso prometedores, proyectos informáticos interesantes y una novia en perspectiva, era como si el mundo estuviera a la mano.
Se comenzó el trámite para comprar un hermoso lote según ese proyecto, pero una cantidad de obstáculos comenzaron a salir: el lote no estaba completamente libre, el abogado era incompetente y malcriado, y comenzaron a haber divisiones entre los tres socios. El plan quedó cancelado en cuestión de poco tiempo, y la depresión afectó a los tres implicados.
Para mediados del 2001, mientras en Estados Unidos se caían las torres gemelas y se planeaba la excusa para adueñarse de Irak y su petróleo, otras dos torres se caían con el rompimiento de su noviazgo, y el muchacho había cambiado de planes y corría para tratar de concretar la compra de un lote en el centro de Heredia. Como si no fuera desgastante, para finales de aquel año habría que enfrentar, por no hacer caso a otras señales, la estafa de una persona incompetente y la subsecuente depresión...
Para el 2002 había que reponerse: se había invertido mucho dinero en el engaño mencionado el párrafo anterior, había que adaptarse a un trabajo nuevo, había que reponerse aún del duelo de haber terminado con una novia con quien hubo planes hasta de matrimonio, y se comenzaba a ventilar la idea de vender el dichoso lote, y tal vez, solo tal vez, era vanal creer que se tenía tanto honor con una posesión material… sin embargo, a mediados de año, por no decir que no, un amigo ingeniero ofreció hacer los planos de la vivienda y patentarlos, y más por una cuestión de inercia o falta de fuerzas para no decir que no, y quizás una agonizante esperanza, todo quedó claro.
En enero del 2003 un titular del periódico al Día hizo resurgir toda posible esperanza en medio minuto. Es difícil explicarlo, pero una especie de corazonada dijo que esa era la oportunidad. Un banco estatal anunciaba un nuevo método de crédito para vivienda hecho para personas de clase media. Los trámites comenzaron en marzo…
Abril, mayo y junio, fueron terribles meses de pesadillas para presentar engorroso papeleo: constancias, certificaciones, fiadores, sellos, autenticaciones, carreras y demás. Aunque muchas personas ayudaron, sigue siendo indescriptible lo que se sentía al llegar a casa a acostarse con tanta presión encima… las alergias, seborreas, pesadillas, contracturas musculares y demás secuelas de la tensión tuvieron su más alta temporada.
Julio del 2004: luego de hacer cuanta matráfula se pudo y tras dejar su crédito al máximo, corriendo todos los riesgos posibles fue aprobado el crédito de vivienda y se comenzó todo posible preparativo para construir. Venir los fines de semana a ver la construcción era un ritual tan lleno de enamoramiento como ir a visitar la novia. Sonará vacío y fuera de lugar esa comparación, pero era el año nueve de acariciar una idea de estas… ver semana por semana progresos de la construcción era equiparable a ver crecer un bebé…
Para septiembre del 2004, se había establecido la fecha de mudanza y se dieron cuanta promesa se podía para la mudanza. Sin embargo las cosas se retrasaron. Finalmente, el primero de octubre del 2004, sin luz ni agua, sin repellos en las paredes, ni piso, sin verjas ni nada, se hizo la mudanza… la construcción se terminó en cuestión de 3 semanas, pasando cuanta incomodidad venga a la mente…
Por falta de presupuesto la casa se quedó sin verjas, y varias partes sin terminar. A la fecha la casa solo tiene la puerta principal y la del baño como únicas puertas. Pero con el tiempo se fue completando el mueble del fregadero de la cocina, la familia se unió para regalar las verjas, un amigo regaló los clóset, y las cosas se fueron acomodando.
Hoy, después de tanta penuria, en medio de crisis económicas, en un inmenso período de soledad que me hace sentir ínfimo de cuando en cuando y superando una gran cantidad de obstáculos, saber que se pudo realizar un sueño y se pudo crecer tanto, me brinda un sentido de esperanza y agradecimiento con Jehová que me hace sentir que el ha estado conmigo y que lo que vivo hoy es nada comparado con esos obstáculos.
Hoy, sábado primero de octubre, a la una de la madrugada y casi sin creérmelo, conmovido enfrente de un monitor y tras una barata cronología me digo y comparto en un blog que nadie lee: FELICES PRIMEROS 365 DIAS!